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Los sismos se han vuelta una tónica dentro del mapa mundial, y aunque a nadie nos gusta esta moda que ha adoptado la naturaleza, por todo lo que provocan, en Puerto Rico parece que recién comienzan a causar estragos.

Un temblor de grado III en la escala de Mercalli afectó a la isla, y se sintió en Mayagüez, asustando a la gente que estaba sobre todo en las estructuras de pisos altos, como los edificios. Hubo gente que ni siquiera pensaron en un temblor, porque simplemente no los conocían.
Los vehículos estacionados se comenzaron a mover de a poco y el ruido que se sentía, era como el de un camión pasando cerca.

Hace pocos días atrás pasé por un temblor muy fuerte, que más parecía un terremoto, por el ruido que generó y la alarma general. Este fue de grado 7 y la verdad es que de miedo ya casi nada, porque anterior a este temblor, pasamos por un terremoto grado 9, así que algo peor a eso ya es bastante improbable.

Lo que si me causa resquemor, es vez la desesperación de la que hace alarde alguna gente, saliendo a gritar y generar pánico, como si no fuera posible en esos momentos de miedo, guardar el silencio y actuar de modo eficiente.

Es difícil de creer que todavía hay personas que se arriesgan a salir en sus vehículos de madrugada después de un temblor, arriesgándose ellos y a otros, ya que normalmente se corta la electricidad y la vista es bastante escasa.

Un tema pendiente de las autoridades de todas las zonas sísmicas del mundo, creo que es ir formando a la población es fenómenos naturales, para que se enfrenten a estas circunstancias de un modo más ordenado y frío.

Vía/ Elnuevodia, Foto/ Flickr (Forterock)

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