Este hotel se encuentra emplazado en medio de una franja de tierra perdida de Puerto Rico, que a pesar de ser un lugar inhóspito y lejano, es curiosamente, uno de los destinos más selectos del Caribe.
El hotel tiene un elegante estilo colonial, donde predominan los colores blancos y adobes. Todas las habitaciones permiten disfrutar de una maravillosa vista al océano, con excepción de cuatro, que son las que deben evitar si no quieren sentirse estafados por lo que se dice de este hotel, ya que todos los que viajan comentan de su excelente vista al mar.
Hay nuevas suites que son muy lujosas, aunque su estilo se desmarca de lo antiguo y colonial. Estas suites tienen su propia piscina privada. Para el desayuno, los huéspedes tienen para elegir frutas tropicales y pan recién horneado.
La biblioteca es uno de los lugares más solicitados por los huéspedes que adoran la tranquilidad y la buena lectura. Todos van a recostarse por las tardes mientras leen sus mejores libros.
Lo único malo de este hotel, es que no tienen teléfono ni atención a las habitaciones, así que cualquier pedido hay que salir y caminar…
Los que van en pareja, pueden vivir allí un idilio, aprovechando la intimidad y calidez de las instalaciones y entornos, sin embargo, esos mismos factores pueden jugar muy en contra si se van a alojar solos, porque si pretenden buscar amigos y fiestas y conocidos por mil allí, nada de eso será realidad. Lo más probable es que el que vaya solo y tuviera una expectativa bohemia cada noche termine enloquecido de frustración hablando consigo mismo. Este es un hotel de parejas, no hay más.
Vía: tablethoteles