En Puerto Rico podemos darnos el lujo de bucear en la selva, así literalmente, porque en el corazón húmedo de este país se encuentra el Bosque Nacional del Caribe con extensos kilómetros de terreno montañoso repleto de un exuberante bosque tropical.

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Este bosque coloquialmente se le conoce como El Yunke, y sus misteriosos senderos dejan una sensación de pesadez al respirar su aire, quizás por la extrema pureza del oxígeno que todas esas plantas exudan al mismo tiempo, sacándonos del ambiente citadino al que estamos acostumbrados de una forma muy peculiar que resultaría muy difícil de entender si no se explica como una sensación de ahogo por tanta frescura, sin ser un ahogo como tal, sino una saturación o un golpe de oxígeno puro.

Los enormes helechos tropicales y palmeras van señalando el camino mientras el rocío va mojando la cara a través de los senderos oscuros y sinuosos que se van formando por delante. Algunos senderos conducen a cascadas escondidas donde se puede tomar una refrescante zambullida, apreciando la belleza del entorno, o incluso llevan a la cima de las montañas más increíbles que jamás se hayan visto.

La mayoría de los recorridos por la selva toman medio día o un día entero, por lo que es conveniente ir bien preparado con agua, zapatos adecuados y un buen repelente de insectos. Las barras energéticas no estarán demás, por si se aparece la noche y todavía no han regresado al punto de partida, al menos podrán reponer alguna energía para mantener el calor mientras se continua caminando.

Foto: flickr

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