La realidad es que luego de la muerte de Morel, la danza se fue debilitando y su arraigo en el público fue decayendo. En los últimos 50 años sólo tres danzas nuevas han alcanzado una popularidad notable: «Tu vives en mi pensamiento» de Eladio Torres, Añoranza – mejor conocida como Lo que yo quiero ser de Rafi Escudero y Verde Luz de Antonio Cabán Vale (El Topo). Otras formas de baile fueron desplazándola y llegó el momento en que muchos temieron por su desaparición.
Fue esta preocupación la que motivó el que ciudadanos conscientes de la valía e importancia de este género musical se dedicaran a realizar esfuerzos por concientizar al puertorriqueño para que la ame, la preserve y no la deje morir. A esos efectos Don Emilio E. Huyke compuso unos versos que dicen:
Jíbaro puertorriqueño
escucha mi voz sentida
que mi danza preferida
no se llama Vano Empeño.
Despierta ya de tu sueño
abre el ojo y cierra el pico
y oye lo que aquí te explico
si te cabe en la sesera
que cuando la Danza muera
habrá muerto Puerto Rico.
Una de las primeras instituciones en tomar la batuta en la iniciativa por rescatar la danza fue el Círculo de Recreo de San Germán. En 1967 celebró su primer Certamen de Composición de Danzas, para alentar la creación de nuevas composiciones de este genero.
Este certamen se ha institucionalizado y se celebra cada tres años. Más tarde, en 1970, siguió el Instituto de Cultura Puertorriqueña con la celebración de un certamen similar. El mismo se efectúa anualmente durante la Semana de la Música Puertorriqueña, la cual coincide con la fecha de nacimiento de Morel, el 16 de Mayo.
De estos certámenes han surgido nuevas composiciones y nuevos compositores que realizan esfuerzos por mantener vivo este importante eslabón de nuestro patrimonio cultural. El movimiento leonístico también está realizando esfuerzos en esta dirección, destacándose el Festival Leonístico de la Danza que celebra el Club de Leones de Mayagüez desde 1980.