Adolfo Heraclio Ramos
Nació en Arecibo, Puerto Rico el 20 de Abril de 1837, hijo de Don Juan Inés Ramos, instrumentista y maestro de música. De su propio padre recibió las primeras lecciones en este arte. Posteriormente amplió sus estudios bajo la tutela de un profesor alemán residente en Aguadilla.
Heraclio Ramos se destacó pronto como compositor. A los 17 años obtuvo el primer premio de música en la Feria – Exposición de Puerto Rico – celebrada en San Juan en 1854.
Fue uno de los primeros en introducir en Puerto Rico las obras de Liszt, Chopin, Mendelssohn y Schumman. Fue también uno de los primeros en cultivar la Danza Puertorriqueña como género superior de música. La mayor parte de sus composiciones son obras de carácter regional. Compuso innumerables obras de salón, marcadas todas con el sello del romanticismo. Se destacan dos rapsodias y una «Sonata en La Bemol para Piano», actualmente extraviada.
Se mantuvo activo como maestro de música y como pianista de orquesta hasta su muerte el 22 de abril de 1891.
Braulio Dueño Colón
Nació en San Juan tres años antes que Morel Campos, el 26 de marzo de 1854. Su padre era músico de distinción y alentó las aspiraciones musicales de su hijo.
Entre los 14 y 23 años dedicó su tiempo a la creación de música bailable y piezas regionales. Su primer triunfo en el campo de la música seria fue un Primer premio durante el certamen literario-musical del Atenero Puertorriqueño en 1877, con su obertura para orquesta «La Amistad» . De ahí en adelante, Dueño ganó consecutivamente todos los certámenes del Ateneo hasta que pasó a formar parte del jurado.
La aportación más importante de Braulio Dueño a nuestra cultura son las colecciones de cantos escolares que escribiera expresamente para las escuelas del país, con letra de Virgilio Dávila y de Manuel Fernández Juncos. En estas colecciones apareció por vez primera la inmortal melodía «La tierruca».
Las danzas de Dueño Colón, aunque participan del estilo más típico de Campos, tienen caracter propio. «Delia y Belén», «Patria», y «La Criolla» son las más conocidas. En «La jíbara alegre» combina la danza con el seis chorreao, introduciendo la novedad de utilizar el compás de seis por ocho en lugar del tradicional dos por cuatro.
Además de compositor e intrumentista, fue un excelente musicólogo, dejándonos un interesante estudio sobre de la Danza Puertorriqueña el cual es una de las fuentes más confiables para el estudio de sus orígenes.
Murió en Bayamón, donde residió practicamente toda su vida, en 1934.