La Hacienda Tamarindo es una posada ubicada en Vieques que da que hablar. La hacienda, ofrece 16 habitaciones cuidadosamente equipadas, decoradas cuidadosamente por el propietario Linda Vail quien la ha llenado completamente con sus obras de arte, antigüedades y objetos de colección personal.

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Los baños y los suelos están revestidos con baldosas de terracota, hay algunos baños con jacuzzi y terraza privada, con aire acondicionado y también al aire libre, por lo que las visitas pueden disfrutar tranquilamente de los vientos alisios.

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El hotel toma el nombre de Tamarindo gracias a un antiguo árbol de estos que hay dentro del hotel. Todos los días se sirve desayuno americano en la terraza del hotel, mientras en el box y cerca de la piscina.

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El tamaño de esta hacienda la hace apta para alojar tranquilos, en un ambiente casi familiar, con muy poca gente cerca, ideal para alguien que necesita irse lejos, pero ni tanto de la civilización, para escribir, sacar fotografías de paisajes exóticos y inspirarse en un entorno natural.

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Los ermitaños serían aquí los más felices, porque se logra conjugar esa soledad necesaria para respirar el silencio, y esa revoltosa alegría de sentir que no se está solo, porque siempre hay alguien, aunque sea un desconocido, cerca. No sé en qué clase de consuelo estaré pensando, pero la cosa funciona más o menos así y si a algo se debe el éxito de los pequeños hospedajes, es a eso, según yo, eso sí, no sé ustedes, que pensarán al respecto…


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