Fue entonces que, según los entrevistados, Acevedo Vilá recurrió al uso del discurso sobre la soberanía, apelando tal vez a las condiciones económicas que se crearían bajo una reformulación del status, pero ese mensaje no llegó.

«El PPD trató de traer el asunto de la soberanía como posible manera de resolver los asuntos económicos, pero su mensaje no se entendió. No fue muy bien explicado y creó mucha confusión», indicó Rodríguez.

Sin mucho peso la corrupción

La corrupción, un tema que esta presente en la política puertorriqueña, quedó relegado al cuarto lugar entre las razones que tuvo el electorado para seleccionar al nuevo líder de gobierno del País.

Para Emmanuelli, el tema quedó neutralizado porque cuando Acevedo Vilá traía el tema, de inmediato la campaña de Fortuño -a quien no se le podía ligar a nada sobre ese tema- mencionaba los 24 cargos que pesan en su contra, algunos de los cuales son por corrupción.

Rivera, mientras, opinó que el efecto de los cargos fue que logró neutralizar la discusión sobre la corrupción.

Rodríguez explicó que el gobierno de Acevedo Vilá no se caracterizó por casos de esa naturaleza, por lo que no se percibió tanto ese problema como sucedió en gobiernos anteriores.

Finalmente, los tres estuvieron de acuerdo en que la responsabilidad que Fortuño tiene sobre sus hombros es una tal vez pocas veces vista en nuestro País. En el ‘exit poll’, el 79% de los que tenían una peor situación ahora en comparación con un año atrás votaron por el líder del PNP.

«Él tuvo muchas ventajas y el pueblo le favoreció, pero si alguna desventaja tiene es que se le ha fijado una responsabilidad tan y tan grande…», indicó Emmanuelli.

Para Rivera, con un panorama económico sombrío como el que enfrentan tanto Estados Unidos como el resto del planeta, Fortuño, si pudiese hacer algo por la economía local, lo conseguiría después del año 2010.

Finalmente, Rodríguez dijo que hay una carga sicológica enorme sobre Fortuño. «Creen que él va a mejorar todo. Es hasta preocupante», concluyó.